Anonadado me hallo. En un artículo de El País (de esos en los que el que escribe no sabe mucho del tema, y que Moncho me perdone pero a veces pasa), ha ocurrido lo que tarde o temprano tenía que dar el salto de las pequeñas discusiones de bares, copas y cafés, a completos dossiers en la prensa: las vacas como culpable del cambio climático. ¿Por qué? El aparato digestivo de las vacas emite mucho metano (y no CO2, como dice El País machaconamente en todo el artículo, aunque luego sí menciona al metano), que es un gas con un enorme efecto invernadero.
Sin embargo, lo que a día de hoy no ha conseguido ningún estómago de vaca es crear carbono de la nada.
¿Por qué es una locura quemar el petróleo de la tierra hasta agotarlo? Porque es una especie de gigantesco depósito de carbono, guardado leeentamente durante millooones de años, por la acción de fotosíntesis de billooones de seres vegetales que han existido desde que existe la vida vegetal en la tierra. Ese carbono queda almacenado, junto con energía solar acumulada, en las propias plantas, en sus ramas, en sus hojas, en su tronco, y posteriormente ha sido tratado a la temperatura y presión adecuadas para convertirse en petróleo. Ello ha ido retirando, desde hace eones, carbono de la atmósfera hasta dejarla en unas proporciones guays para la existencia de la vida y del clima terráqueo tal como lo conocemos. Y ahora, de repente, hemos tomado una parte de ese carbono y lo liberamos de nuevo a la atmósfera y al ciclo de carbono que pulula por el planeta. Más vale que paremos pronto porque estamos funcionando como el barco con el que Philneas Fogg atravesaba el Atlántico: echando a las calderas el mobiliario y la madera de la que estaba hecho el propio barco.
Mientras tanto... ¿qué han hecho las vacas para merecer esto? Liberar carbono como producto de su digestión. Carbono que estaba contenido en la hierba que comió. Hierba que creció a su vez absorbiendo carbono de la atmósfera. Carbono de la atmósfera que, por ejemplo, salió del culo de otra vaca. Y así, querido Simba, es como funciona el ciclo del carbono. Porque las vacas todavía no han conseguido crearlo de la nada. Pero nosotros, en cierto modo, sí.
Sin embargo mi razonamiento tiene una trampa, lo admito: aunque tengan el mismo contenido en carbono, una molécula de metano provoca mayor efecto invernadero que una molécula de CO2. Pero es absolutamente injusto contabilizar su efecto como si fuera una aportación "neta" de efecto invernadero.
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Precisamente hoy he leído este artículo al que haces referencia y que linkeo a continuación, para que todos podamos leerlo:
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/sociedad/ecologico/haya/vacas/elpepisoc/20090724elpepisoc_1/Tes
Personalmente, me parece que lo más grave del artículo son las insinuaciones de que el ansia de los países en desarrollo por copiar el 'modelo occidental' (en este caso su modelo alimenticio) puede significar el pago de una factura demasiado cara en términos medioambientales. Y no sólo eso, sino que se hace referencia a una afirmación de alguien que, por su posición y por sus méritos merece el reconocimiento en sus palabras, pero que me jugaría una mano a que están sacadas de contexto:
"Un granjero puede alimentar a 30 personas durante un año con una hectárea de terreno si produce vegetales, frutas y cereales. Si la misma área se utiliza para producir huevos, leche o carne, el número desciende a entre cinco y 10 personas" - Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU y premio Nobel de la Paz en 2007.
¿De dónde pensamos que pueden sacar estas personas las proteínas? No soy experto en nutrición y dietética, pero que en China o India haya millones de personas que desayunan, comen y cenan (eso los afortunados que comen 3 veces al día) arroz, y sólo arroz, no parece ser un proyecto vital viable. Lo fundamental es que estas personas necesitan comer otras cosas además de vegetales, frutas y cereales (no por hábitos del primer mundo, no. Porque tienen que alimentarse); mientras tanto, los que tenemos la responsabilidad de reducir y evitar emisiones somos los que consumimos energéticamente infinitamente más. Estoy de acuerdo: la ganadería intensiva supone problemas medioambientales serios. Habrá que buscar soluciones. Pero lo primero es lo primero. No pretendamos ahora tirar balones fuera, al tercer mundo, porque nos come la mierda.
En cuanto a lo de tratar de enlazar en un artículo el cambio climático con la pérdida de la dieta mediterránea... En fin. Dejémoslo en que es mezclar churras con merinas, que aunque sean ovejas también eructan.
Por mi parte no tengo más que añadir a lo que ya habéis comentado acertadamente. Por lo menos, al final del artículo sale una voz en contra, aunque sea de la asociación de productores de carne de vacuno. Como bien dice, dudo que Paul McCartney apague el aire acondicionado una vez a la semana.
ResponderEliminarPor cierto, se me olvidó dar las gracias a Álex por toda la información adicional que aporta en su artículo. Había muchísimas cosas de las que comenta que o no sabía o no me había planteado nunca.
ResponderEliminarGracias Juli por poner el enlace al artículo... se me pasó incluirlo!!
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