viernes, 18 de diciembre de 2009

Interesante reflexión sobre el futuro próximo del panorama político español por el sociólogo José Luís Álvarez.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Piratería, musical esta vez.

Ayer se pudo ver en todas las televisiones una pequeña manifestación de un grupo de músicos españoles protestando contra la piratería en la Red frente al Ministerio de Cultura.

Aparte de lo curioso que resulta ver a personas como Txus de Mägo de Oz o Loquillo muy serios y exigiendo actuación legal contra este atropello de sus derechos (de Amiratu Haider o lo ilegal del consumo de drogas no decían nada, ya ves), o mejor aún, a Lolita Flores diciendo que la vida está muy cara y no les llega para comer (sic); esta manifestación ha coincidido con el anuncio del Gobierno de que en su plan "Economía Sostenible" se modifican ligeramente las leyes de Servicios de la Sociedad de la Información (LSSI) y de Propiedad Intelectual (LPI).

Lo más llamativo de esas modificaciones es que se va a incluir un quinto supuesto por el que se te puede restringir el acceso a internet según el artículo 8.1 de la LSSI. Hasta ahora había 4 supuestos: la salvaguarda del orden público, la investigación penal, la seguridad pública y la defensa nacional; la protección de la salud pública; el respeto a la dignidad de la persona y al principio de no discriminación, y la protección de la juventud y de la infancia. A estos cuatro se va a sumar la "salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual".
Es decir, vamos de camino a lo que ya hacen Francia y Reino Unido, aunque desconozco si ya ha habido allí muchas sentencias y cómo se han resuelto.

Aparte de cerrar portales de descarga directa, se aprieta el cerco a los portales de P2P, aunque esto es mucho más complejo. ¿Se me puede restringir mi acceso a internet porque alguien me ha copiado canciones desde su disco duro al mío? ¿Y si el intercambio no ha sido a través de internet? ¿Se incluyen los viejos cassetes grabados entre amigos en esta ley? ¿Y mi colección de VHS llena de polvo? Que yo sepa éstos vulneran igualmente todos los derechos de los artistas.
Si bien es cierto que todos los músicos se han volcado a hacer miles de giras a precios desorbitados en vista de sus menguantes beneficios a través de la venta de discos; también lo es que las discográficas no han cambiado su modus operandi ni un ápice y mal van si no lo hacen, se escudan bajo su sayo de víctimas y se niegan a admitir su oscuro futuro. El problema surge con la gran cantidad de músicos que no pueden dar conciertos, bien porque sean músicos de estudio, o bien simplemente porque no toda la música está hecha para escuchar en directo. Me parece bien que se pueda proteger sus derechos y que vivan de lo que mejor se les da, para eso se permite a la SGAE exigir leyes y cánones a medida.

Esta complicada situación hace que todo el mundo se plantee ahora cómo debería ser en un futuro la venta de música, cine o prensa por medios digitales. Nadie a encontrado por ahora la situación idónea, nos encontramos en plena época de adaptación a esta nueva situación que ha llegado tan deprisa. La oferta cultural al alcance de cada ciudadano es ahora miles de veces superior a ninguna otra época anterior, con eso ganamos todos, pero está claro que hay que remunerar a los autores por sus obras. Pronto la literatura se enfrentará también a este problema por la proliferación de e-books, pero supongo que le costará menos adaptarse por tener el ejemplo de la música delante. En este artículo hacen un buen análisis de todo esto.

Lo de que Aute diga que en cinco años no habrá canciones ni música ya es de traca.

Enlace al blog de Bisbi que habla de esto también.