viernes, 9 de octubre de 2009

UPyD. La vie en Rose...

Unión Progreso y Democracia se presentó hace más de dos años a la sociedad española como una alternativa al perpetuo enquistamiento bipartidista de las Cortes parasitado por las gracias que la absurda Ley D´Hont ofrece a los partidos nacionalistas. El proyecto de la alternativa fue liderado en principio por nombres ajenos a la actividad política y más relacionados con el mundo cultural: Savater, Boadella, Gorriarán, Vargas Llosa… Se presentaba como una opción lógica. Un ideario en el que se plasmaba una vocación de romper con los asentamientos dogmáticos que aún inmovilizan a los partidos tradicionales de nuestro país. Una apuesta por el laicismo y la integración cultural de todos los folklores ibéricos en un proyecto común. Representaba una bocanada de aire fresco necesaria. Una brisa a la escandinava que proponía asumir una decidida vocación social, pública y progresista de las políticas socialdemocráticas europeas; así como las virtudes pragmáticas del liberalismo moderado para la estabilidad económica, financiera y presupuestaria.

Éste era el espíritu del proyecto. Un proyecto que nos ilusionó a muchos. La frescura de la propuesta nos sedujo por su ruptura con el orden establecido; esa pescadilla que mordiéndose la cola impedía a España avanzar por no usar el menos común de los sentidos. Un mensaje con un receptor claro: la juventud. Hartos de que un pasado (que hemos estudiado y respetamos) siga en la sombra guiando la actividad de derechas e izquierdas con el aliño de las reivindicaciones nacionalistas. Conscientes de que todavía la democracia y la integración en Europa no han conseguido extinguir los últimos rescoldos de la lucha cainita entre las dos españas, que en versión light zancadillea el camino hacia el progreso, la cohesión y la igualdad (económica en lo territorial) que necesita este país.

Como todo tipo de proyecto, éste debía de materializarse para convertirse en una realidad política y entonces Rosa Díez apareció en escena. Exiliada por su antiguo partido en la Eurocámara y enfrentada a Rodríguez Zapatero, se erigió como cabeza visible de UPyD. En pocos meses su nombre dio color a la imagen de su partido y su documento nacional de identidad era el lema de la campaña. El proyecto joven e innovador giró 180 grados convirtiéndose en una aburrida proclama antinacionalista sin más programa que la unidad de España y con un cierto olor a revancha personal.

UPyD obtuvo un escaño en las elecciones generales de 2008 por la circunscripción de Madrid y su popularidad creció al calor del apoyo de los principales medios de comunicación neoliberales. Últimamente parece que Rosa ha convertido el partido en su anhelada finca particular. Ella es feliz bailando al son de Edith Piaf; otros nos lamentamos por la oportunidad perdida.

4 comentarios:

  1. Pues sí, una pena. A España le hace falta un tercer partido mayoritario, y una izquierda unida de verdad y menos peso de los nacionalismos. No me gustó el rencor que le guarda Rosa Díez al PSOE, fue demasiado claro en la charla que dió en el Negro y en toda la campaña. Una pena. Gran artículo Currele

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  2. Primero la alternativa iba a ser Ciudadanos - Partido de la Ciudadanía (al poco tiempo, crisis interna por intereses personales), luego UPyD (cómo no, crisis interna también por intereses particulares)... Igualitos que la gran mayoría de partidos independientes de cualquier pueblo de España, cabreados del PP o del PSOE. Cuando un partido político nace de intereses meramente personales, poco futuro le veo...

    Además, es sencillo observar como siempre recurren a las mismas ideas: que si ciudadanía, que si pueblo, que si gente, que si centro, que si nada de ideologías... Para tener un buen programa que presentar a un país no basta con las intenciones, las palabras y el buen rollo; ya me gustaría a mi ver a estos en La Moncloa gestionando la economía, la sanidad, las relaciones exteriores... Hasta a IU, con toda su historia, sería fácil encontrarle huecos más que importantes en su programa.

    Al final, cuando estos partidos llegan a gobernar algún Ayuntamiento lo que suelen hacer es oposición desde el gobierno, algo sinceramente inaceptable.

    Y por último, las listas de estos partidos. Es muy bonito presentar a gente de la cultura, gente del País Vasco hastiada –con razón– de la situación política y social de su tierra, catedráticos de filosofía... Ahora bien, a la hora de la verdad, en el día a día de la legislatura, hacen falta más Rubalcabas, más Solbes, más Ratos, más Rajoys...

    Con todo esto quiero decir que un partido no se puede montar de la noche a la mañana, y menos desde el interés particular.

    Sinceramente Currele, creo que nunca existió tal oportunidad. En mi opinión, el próximo gran partido que nacerá en España y que contará con verdaderas posibilidades será un Partido Liberal. No sé si con caracteres tan fuertes como el de Esperanza Aguirre o con gente más moderada, pero apuesto a que vendrá por ese lado.

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  3. Fantástico artículo, Curro.

    Yo también creí que era una oportunidad. Y, será que soy un iluso, pero aún tengo una mínima esperanza. En noviembre UPyD celebra su primer congreso constitutivo, en el que pretenden fundar las bases propiamente dichas del partido (hasta ahora se ha mantenido simplemente como una opción de desencantados que dice cosas coherentes pero sin respaldarlas con un gran fundamento). Será su oportunidad para tomar el impulso necesario para continuar y desprenderse del personalismo que Rosa Díez ejerce en el partido o para, definitivamente, convertirse en otra opción frustrada más.

    Veremos.

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  4. Estoy muy de acuerdo con el artículo (salvo en lo que dices de la ley d'Hondt y los nacionalistas, pero eso es otra discusión...), pero me gustaría proponer un contrapunto que me ronda la cabeza.

    También soy de los que les ilusionó la entrada en escena de UPyD, pero el ninguneo al que el foco de nuestra atención somete a cualquier partido que no sea de los mayoritarios (más CIU, PNV y ERC) me hace pensar que no tenemos una opinión nítida de lo que realmente hace este (y otros) partido.

    Me recuerda a las infinitas veces que alguien me ha dicho que Izquerda Unida es penosa (o similar) y que no le piensa votar porque es vergonzoso que lo único que haga Llamazares es salir con su cara de empanao en la sala de prensa o en la puerta del Congreso diciendo lo malo que es el PP. Y te tienes que poner -qué pereza- a decir aquello de "no amigo, eso es sólo lo que sale por la tele. Pero evidentemente ese partido vota en todas las cuestiones, emite opiniones de las que no te enteras, presenta iniciativas legislativas de las que nadie se hace eco, etc."

    Me parece arriesgado por mi parte decir que este caso es aplicable a UPyD, y de hecho no aguanto a Rosa Díez, pero pienso que "es posible" que así sea.

    Un ejemplo: cuando UPyD cumplió su primer año en el Congreso de los Diputados, en ABC hicieron un pequeño reportaje de una página sobre su actividad parlamentaria en ese tiempo. Estadísticamente, el partido con el que había tenido más afinidad de voto era... IU. Sí, Izquierda Unida, señoras y señores.

    Entonces es cuando empecé a pensar que la imagen que se da de este partido puede ser tan incorrecta como la de IU generada por las dos frases al mes que sacan de Llamazares.

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