Una gran lástima para la sociedad española es que queden pocos (o ningún) político de su altura en la actualidad. Él mismo afirma: "En la preferencia del presidente del Gobierno de la juventud sobre la experiencia, está quizás el error más de fondo que ha podido propiciar estos lodos (los errores de bulto del Gobierno) [...]". O traducido: se prioriza el ascenso de los 'trepas', los que aún deben recibir algún pago por servicios prestados, sobre el de los que, por derecho, virtudes y capacidad, debieran ocupar los puestos ejecutivos en la política de nuestro país. Lástima también es que el señor Zapatero y su partido no sean los únicos que tengan que rendir cuentas ante quienes alguna vez les hicieron algún favor.
Y, ya que hablábamos hace unos días sobre la dualidad cósmica De Cospedal-Pajín, he aquí dos perlas: la primera, el despacho de D. Gregorio en su artículo, arriba citado, a la irresponsabilidad que supone ladrar para acusar sin tener (o querer mostrar) pruebas de los delitos, sin tener ningún problema en poner en duda la separación de poderes del Estado, el funcionamiento del sistema judicial e incluso la labor de la policía; la segunda, los lodos del Levante (que no son solo las corruptelas del PP, aunque con ello ya tendríamos bastante).
sábado, 29 de agosto de 2009
sábado, 22 de agosto de 2009
Ética médica y periodística
Llevamos una semana sin parar de hablar del último trasplante (sin n, por favor) de cara en el mundo, que se ha realizado en el Hospital La Fe de Valencia por el equipo del Dr. Cavadas. Aparte del tremendo avance que este tipo de intervenciones suponen, por el tremendo trauma que supone no tener rostro y recibir uno "nuevo", me gustaría reseñar la presión mediática que está habiendo alrededor de esta intervención.
A nivel mundial se ha visto una especie de carrera por cubrir este tipo de noticias, y no hay informativo que no incluya un reportaje de 5 minutos sobre éste y otros trasplantes similares. El ansia de información ha llevado a vulnerar uno de los derechos fundamentales de los pacientes: la confidencialidad.
Esto es un delito, recogido en la Ley de Autonomía del Paciente. Os explico un poco en qué consiste: cuando una persona recibe cualquier tipo de atención médica (ya sea una visita rutinaria al médico de cabecera, un ingreso por neumonía o un trasplante de cara), toda la información de esa atención queda recogida en un documento escrito llamado Historia Clínica. Si bien el hospital o centro de salud de turno son los encargados de guardarla y custodiarla, el dueño último de ésta es el propio paciente, que tiene en todo momento la capacidad de decidir qué se hace con la Historia. Todos los profesionales sanitarios en contacto con esa Historia están obligados por ley y por el código deontológico a no revelar ningún dato identificativo de ella salvo que el paciente así lo refiera por escrito. De no darse este consentimiento se podrán tomar medidas legales contra los que hayan vulnerado este derecho.
Tras esta parrafada, quería mostrar mi indignación por el ansia que está habiendo en conocer al trasplantado y al donante. Si el paciente no quiere salir a la luz pública no va a salir, eso parece que hay gente que no lo termina de entender. Ayer mismo, el Dr. Cavadas contaba que han tenido que poner vigilancia 24h en la puerta de la habitación, demencial.
Ya se ha sabido la identidad del donante fallecido y, por supuesto, la familia va a tomar medidas legales (mirad aquí). Es un fallo conjunto de las entidades sanitarias por permitirlo y de los medios por revelarlo, aún sabiendo que es delito hacerlo. Mucho me temo que el paciente trasplantado va a tener que salir del hospital escondido y, a pesar de todo se acabará sabiendo su identidad aunque el no quiera, muy triste. ¿Tanto morbo hay por verle y por saber su identidad? ¿De verdad queremos saberlo?
A nivel mundial se ha visto una especie de carrera por cubrir este tipo de noticias, y no hay informativo que no incluya un reportaje de 5 minutos sobre éste y otros trasplantes similares. El ansia de información ha llevado a vulnerar uno de los derechos fundamentales de los pacientes: la confidencialidad.
Esto es un delito, recogido en la Ley de Autonomía del Paciente. Os explico un poco en qué consiste: cuando una persona recibe cualquier tipo de atención médica (ya sea una visita rutinaria al médico de cabecera, un ingreso por neumonía o un trasplante de cara), toda la información de esa atención queda recogida en un documento escrito llamado Historia Clínica. Si bien el hospital o centro de salud de turno son los encargados de guardarla y custodiarla, el dueño último de ésta es el propio paciente, que tiene en todo momento la capacidad de decidir qué se hace con la Historia. Todos los profesionales sanitarios en contacto con esa Historia están obligados por ley y por el código deontológico a no revelar ningún dato identificativo de ella salvo que el paciente así lo refiera por escrito. De no darse este consentimiento se podrán tomar medidas legales contra los que hayan vulnerado este derecho.
Tras esta parrafada, quería mostrar mi indignación por el ansia que está habiendo en conocer al trasplantado y al donante. Si el paciente no quiere salir a la luz pública no va a salir, eso parece que hay gente que no lo termina de entender. Ayer mismo, el Dr. Cavadas contaba que han tenido que poner vigilancia 24h en la puerta de la habitación, demencial.
Ya se ha sabido la identidad del donante fallecido y, por supuesto, la familia va a tomar medidas legales (mirad aquí). Es un fallo conjunto de las entidades sanitarias por permitirlo y de los medios por revelarlo, aún sabiendo que es delito hacerlo. Mucho me temo que el paciente trasplantado va a tener que salir del hospital escondido y, a pesar de todo se acabará sabiendo su identidad aunque el no quiera, muy triste. ¿Tanto morbo hay por verle y por saber su identidad? ¿De verdad queremos saberlo?
miércoles, 19 de agosto de 2009
¿Por qué estamos hartos de los políticos?
Hoy he leído en El Mundo (que de todo hay que hojear) un interesante artículo de un catedrático de la UNED de Psicología. En él hace una descripción muy interesante del perfil psicológico y mayoritario de los políticos actuales y de cómo en sus actividades profesionales se valen de nosotros para hacernos partícipes de su particular juego (¿o trabajo?)
http://www.elmundo.es/opinion/tribuna-libre/2009/08/18900498.html
A mí me ha gustado, ¿qué os parece?
http://www.elmundo.es/opinion/tribuna-libre/2009/08/18900498.html
A mí me ha gustado, ¿qué os parece?
martes, 11 de agosto de 2009
Ante la duda...
¡Hola amigos pyseros!
Si estáis en la playa os felicito y os odio a la vez. Si estáis delante de vuestros apuntes sabed que no deberíais estar perdiendo el tiempo con axiomas, formulaciones, lecciones o algoritmos que pronto olvidaréis... Por eso os propongo una pregunta veraniega para desengrasar vuestras ajetreadas neuronas, o incluso (¿quién sabe?) para jalear unas cuantas hormonas incontrolables.
La pregunta es la siguiente:
"¿A quién odiáis más: a nuestra casposa playmate del Congreso Soraya Sáenz de Santamaría; o a nuestra repelente interplanetaria Leire Pajín?
La más votada será agraciada con una botella de vino picado de la cosecha Carreras, aderezado con un escupitajo del propio vinicultor ;)
Si estáis en la playa os felicito y os odio a la vez. Si estáis delante de vuestros apuntes sabed que no deberíais estar perdiendo el tiempo con axiomas, formulaciones, lecciones o algoritmos que pronto olvidaréis... Por eso os propongo una pregunta veraniega para desengrasar vuestras ajetreadas neuronas, o incluso (¿quién sabe?) para jalear unas cuantas hormonas incontrolables.
La pregunta es la siguiente:
"¿A quién odiáis más: a nuestra casposa playmate del Congreso Soraya Sáenz de Santamaría; o a nuestra repelente interplanetaria Leire Pajín?
La más votada será agraciada con una botella de vino picado de la cosecha Carreras, aderezado con un escupitajo del propio vinicultor ;)
sábado, 1 de agosto de 2009
Entrevista a Zapatero en el New York Times
A continuación os linkeo unos artículos relacionados con una entrevista a Zapatero en La Moncloa publicada ayer por el New York Times. El primero, sobre la crisis económica. El segundo, sobre nuestra intervención en Afganistán y las relaciones bilaterales con EEUU.
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