lunes, 1 de noviembre de 2010

El cáncer es un tabú

Y parece ser que lo seguirá siendo en un futuro. No termino de entender el halo de mitología y oscurantismo que hay en torno a esta enfermedad. Cuando algún personaje ilustre o un famoso muere de cáncer no se dice en la prensa como tal, se suele recurrir a eufemismos absurdos como "una larga enfermedad", "un grave proceso", etc. ¿Por qué nos da tanto miedo llamarlo por su nombre?

Tampoco entiendo por qué siempre que alguien sufre esta enfermedad a todo el mundo se le llena la boca de frases del tipo "ahora tienes que luchar más que nunca", "es una guerra que tienes que afrontar con valentía", etc. Eso hace que se agrande el misticismo a su alrededor. La actitud positiva frente a la enfermedad se ha visto que es clave en la superación del proceso morboso, pero es así en cualquier enfermedad, no sólo en el cáncer.

Sí entiendo que sea una enfermedad que asuste, por su alta prevalencia y su mal pronóstico (un 50% de supervivencia a 5 años, de forma global, es decir, hablando de todos los cánceres y en todas las fases); pero unas cifras también estremecedoras tiene la cardiopatía isquémica y en torno al infarto no se ha hecho un tabú.

Quiero aprovechar esta tribuna para aclarar que se habla del cáncer como una enfermedad única, cuando es más fácil de entender como muchas distintas. Me explico, un cáncer es un proceso en el que una célula sufre una alteración en su ciclo vital y, por decirlo de alguna manera, "se descontrola", comienza a repodroducirse sin control y a cambiar su morfología y la de sus células hijas. En algún momento esa célula adquiere la capacidad de escapar de las defensas del organismo, de crear nueva vascularización a su alrededor, de desprenderse y desplazarse por el organismo, incluso de asentarse en otros lugares y allí seguir creciendo descontroladamente, eso último son las metástasis.

La clave es la siguiente, dependiendo de cual sea la célula que originalmente pierde el control y dónde se encuentre, la enfermedad puede ser muy distinta. No es lo mismo un cáncer de una célula hepática (del hígado) que el de una célula de la mama. Los pronósticos, la clínica, el diagnóstico y el tratamiento cambian bastante. Así nos encontramos con tumores malignos (tumor no es igual a cáncer, un tumor también puede ser un chichón, por ejemplo) de la piel, como el epitelioma basocelular, con una supervivencia excelente, similar a la de personas sanas; y otros como el de páncreas con cifras de supervivencia en torno al 5% en 5 años. Por eso hablaba que es más fácil de entender el cáncer como enfermedades distintas según su origen que como una enfermedad global. Además, no es lo mismo hablar de un cáncer en sus primeras fases o estadios, cuando el tratamiento suele ser más eficaz y la supervivencia mucho más alta, que un cáncer que ha metastatizado, con pronóstico, en general, mucho más sombrío.

Por eso, pese a que los procesos celulares y de defensa del organismo aún no estén del todo claros respecto al cáncer (se está avanzando mucho en su comprensión), me gustaría que se le llame a las cosas por su nombre, sin mitos, miedos ni fantasía; que se fomente la actitud positiva frente a cualquier enfermedad pero sin caer en eufemismos heredados que a veces suenan huecos. Considero que normalizando y entendiendo algo mejor la enfermedad se le pierde miedo, pero sin perderle respeto, se ayuda a afrontarla y a superarla, como cualquier otra enfermedad.